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“¡¡ahhh, son ellos!!! ¡¡aaaaahh, iiiii!!! ¡¡¡siiiiiiiii, ahhhhh!!!! ¡¡¡que se acercan!!!” no, no es que hubieran aparecido unos zombies, simplemente el autobús había entrado en la estación y unos ingleses se estaban acercando al mismo. Efectivamente eran las dueñas de las casas donde se iban a alojar nuestras niñas y niños. Esos mismos que chillaban histéricos. Eran ya pasadas la una, hora inglesa, y mi estómago ya tenía hambre. Es que se adapta rápido. Habíamos salido de Cáceres en autobús a las 00:00, y después de coger el correspondiente avión en Barajas y de nuevo un autobús en Gatwick hasta llegar a Bath, y todo sin haber roto nada, ni los autobuses, ni los aeropuertos, y ni siquiera el avión … pues yo ya estaba más que satisfecho. Si además estos chillones fuesen capaces de decir gumoni y comerse una sola bean … el éxito ya sería completo.
Antes de seguir. Lo de los aviones y las bombas, los zumos y tal, que luego se me olvida. Consejo, no decir que llevas zumos, meterlos en la bolsa de mano y ya está. Tan solo mostrar la bomba de insulina cuando vayas a pasar por el escaner. Lo más seguro que te cachearan y punto. Y si te encuentran los zumos en la bolsa entonces ya muestras el papelo donde se indique, en ingles, que necesitas llevar carbohidratos. Y ya depende de quien te toque el que se los queden o no. Si se los quedan pues a comprar de nuevo una vez pasada el control.
Sigamos, estábamos que los zombies no eran zombies sino señoras inglesas.
Al poco nos presentaron a la señora de la casa donde se alojaban tanto Ángela como su amiga Irene. Muy amable la señora. Nosotros le explicamos rápidamente (yo en ingles solo se hablar rápido) el motivo de nuestra estancia en Bath, y pareció hacerse cargo. Se fueron, la señora, Ángela y su amiga …
No sin cierta tristeza cogimos nuestras maletas y nos fuimos andando al hotel, pero como había que atravesar todo el centro decidimos hacer una parada técnica. Y como resulta que la cerveza no estaba muy mala, decidimos hacer un lunch ingles. Yo unos huevos con jamón y chips, Montse un fish and chips. Ni que decir tiene que porque teníamos hambre, que si no…
Vayamos al grano.
Primero, la ciudad. La verdad es que Bath está más que bien. Las casas preciosas, tranquilas, todo limpio, parecen todos millonarios. Lástima de tráfico, un caos, sin semáforos para peatones y conduciendo todos vete tu a saber con que reglas. Otro fallo que tiene es que la mayor atracción turística son unos baños romanos (de ahí su nombre). Claro, los niños se aburren, y nosotros también. Pero de verdad que está muy bien la ciudad, todo cerca, restaurantes suficientes, bares, tiendas, museos para disimular, una peazo catedral ... os dejo documentado con fotos para que os hagáis a la idea. Por cierto, la gente amabilísima.
Segundo, la comida. Pues los que habéis estado en Londres ya sabéis, indios, chinos (ahora se llaman Thai), italianos, griegos, latinos, y de vez en cuando para descansar algún pub. Para los antiguos, como yo, que sepáis que ahora en los pubs ya no se limitan a un par de platos y cerveza. Ahora en todos tienen una pequeña carta (que no se entiende) y una carta de vinos (que si se entiende). No hay quejas, comimos desde luego mejor que en Londres, especialmente en uno griego:13 pounds un starter a elegir, un main también a elegir, y un dessert, idem. Todo ello en una terraza con vistas al río. El desayuno, claro, en el hotel, muy bueno, sobre todo si no eres diabético … y si lo eres pero te has traído un buen cargamento de insulina, pues también.
Tercero, las excursiones. Pues hicimos dos, una a Bradford on Avon, y otra a Oxford. El primero es un pueblo chiquitino con casas victorianas muy antiguas, al que se llega en tren en 10 minutos. Además tiene una granja con unas tiendas de adornos y muebles de esas de quedarse con las ganas. Oxford ya es mucho más grande, petao de estudiantes, bicis, turistas y unos peazo colegios impresionantes, también del año la polka. Hay también un mercado que tiene un puesto de cookies caseros muy bueno y un taller de tartas. Pa alucinar. Se llega en tren en una hora, con transbordo. Sorprendentemente no nos perdimos … ah, en uno de los trenes, en los asientos tenían GPS. Eso da tranquilidad para estar seguros de que no te has equivocado de platform o de tren.
Cuarto, el tiempo bueno hasta el penúltimo día justo cuando salíamos de Oxford. Es decir, perfecto.
Y ya está … esto es to … ah, no, la niña, joé. Pues bien, más que bien, y mucho mejor de lo esperado. Y eso que al principio tuvimos un pequeño susto. El caso es que con los nervios nos quedamos nosotros con la bolsa de Ángela con todo el material. Había que llevársela, pero la casa no estaba dentro del plano que llevábamos, aunque sabíamos la dirección y yo anteriormente con el Google había visto por donde se iba. Nos fuimos pallá … jodé, estaba en cuesta, pero que muy en cuesta, y cuando ya nos cansamos empezamos a preguntar (zona residencial, hora de cenar, casi nadie en la calle). La gente amabilísima, pero ni flowers de la calle, incluso sacaban sus móviles con GPS, pero nada. Al final conseguimos a alguien que si conocía la calle. Tuvimos que desandar lo andado, y volver a subir pero por otro lado de la montaña. Por fortuna la señora de la casa salió a buscarnos (porque todo esto hablando por teléfono con Ángela, que a su vez hablaba con la señora) y conseguimos llegar. Yo apenas me fijé en la casa, pero por lo que dicen enorme y con vistas magníficas. Nos ofreció un té, pero desechamos la invitación y nos volvimos, no sin antes echar un vistazo al menu de cenas que les tenía preparado a las niñas. Yo solo leí “brocoli” así que le dije a la señora que muy bien, que era magnífico. La vuelta ya mucho más sencilla, era solo cuestión de dejarse caer hasta encontrar un pub.
El resto de los días fueron mucho mejor. Ángela se comunicaba ya fuera con wasapp o directamente hablando con su madre con el móvil. Por la noche se ponía el despertador y, cuando sonaba, se medía y mandaba un wasapp a su madre para ver que hacía. Y dos veces cada noche. Si señora. Y económicamente no nos salió muy caro, entre lo hablado por teléfono y el Internet para el wasapp nos salió la historia por unas 40 pounds. Las comidas, de lo de los menus parece que no se volvió a saber, las niñas comían cuando querían y lo que querían; el brócoli, aunque apareció, se fue tal cual llegó … ahí yo si hubiera preferido algo más de logros, aunque no puedo dejar de contar con enorme emoción que un día cuando su madre le pidió (por wasapp, y es que Ángela le narraba todas las comidas con este sistema este) que probase al menos unas beans …. ¡¡¡Ángela probó una!!!! Ya con este logro yo daba por bien empleado todo el esfuerzo.
Los desayunos mucho mejor, ya sabéis, que si tostadas, que si zumo, que si cornflakes. Y las comidas, en el colegio, pues eso, un lunch, vamos, medio sandwitch y una bolsa de algo parecido a patatas. Montse iba pegada al móvil a las horas de la comida, poniendo en gran peligro su vida, pues ya os digo que allí no debe haber reglas y los coches parece que van por donde pueden. A Ángela tan solo volvimos a verla el día del cambio de cateter y el día anterior a la partida, que nos cruzamos con ella y sus amigas todas con los labios pintados de rosa chillon. Venían de una tienda que, según sus palabras, era genial, pues vendían todo por un pound.
La vuelta igual que la ida, no se rompió nada aunque en este caso si que huido alguna que otra gracia de los niños. Pero nada importante.
Ah, esperando el avión en Gatwick, Montse y yo estuvimos hablando con una irlandesa con sindrome down muy simpática que volvía a su país acompañada de su cuidadora después de ver el ¡Mama mia! Y supongo que alguna otra cosa. Cuando veía a uno de nuestros chicos hacer el tonto con un tanga por encima del pantalón decía que si estaba loco a la vez que imitaba a un rapero de esos que ponen las manos y los dedos de una forma muy rara. Nosotros le decíamos que teníamos que volar con ellos …
http://www.youtube.com/watch?v=tRECORvh7ik
Antes de seguir. Lo de los aviones y las bombas, los zumos y tal, que luego se me olvida. Consejo, no decir que llevas zumos, meterlos en la bolsa de mano y ya está. Tan solo mostrar la bomba de insulina cuando vayas a pasar por el escaner. Lo más seguro que te cachearan y punto. Y si te encuentran los zumos en la bolsa entonces ya muestras el papelo donde se indique, en ingles, que necesitas llevar carbohidratos. Y ya depende de quien te toque el que se los queden o no. Si se los quedan pues a comprar de nuevo una vez pasada el control.
Sigamos, estábamos que los zombies no eran zombies sino señoras inglesas.
Al poco nos presentaron a la señora de la casa donde se alojaban tanto Ángela como su amiga Irene. Muy amable la señora. Nosotros le explicamos rápidamente (yo en ingles solo se hablar rápido) el motivo de nuestra estancia en Bath, y pareció hacerse cargo. Se fueron, la señora, Ángela y su amiga …
No sin cierta tristeza cogimos nuestras maletas y nos fuimos andando al hotel, pero como había que atravesar todo el centro decidimos hacer una parada técnica. Y como resulta que la cerveza no estaba muy mala, decidimos hacer un lunch ingles. Yo unos huevos con jamón y chips, Montse un fish and chips. Ni que decir tiene que porque teníamos hambre, que si no…
Vayamos al grano.
Primero, la ciudad. La verdad es que Bath está más que bien. Las casas preciosas, tranquilas, todo limpio, parecen todos millonarios. Lástima de tráfico, un caos, sin semáforos para peatones y conduciendo todos vete tu a saber con que reglas. Otro fallo que tiene es que la mayor atracción turística son unos baños romanos (de ahí su nombre). Claro, los niños se aburren, y nosotros también. Pero de verdad que está muy bien la ciudad, todo cerca, restaurantes suficientes, bares, tiendas, museos para disimular, una peazo catedral ... os dejo documentado con fotos para que os hagáis a la idea. Por cierto, la gente amabilísima.
Segundo, la comida. Pues los que habéis estado en Londres ya sabéis, indios, chinos (ahora se llaman Thai), italianos, griegos, latinos, y de vez en cuando para descansar algún pub. Para los antiguos, como yo, que sepáis que ahora en los pubs ya no se limitan a un par de platos y cerveza. Ahora en todos tienen una pequeña carta (que no se entiende) y una carta de vinos (que si se entiende). No hay quejas, comimos desde luego mejor que en Londres, especialmente en uno griego:13 pounds un starter a elegir, un main también a elegir, y un dessert, idem. Todo ello en una terraza con vistas al río. El desayuno, claro, en el hotel, muy bueno, sobre todo si no eres diabético … y si lo eres pero te has traído un buen cargamento de insulina, pues también.
Tercero, las excursiones. Pues hicimos dos, una a Bradford on Avon, y otra a Oxford. El primero es un pueblo chiquitino con casas victorianas muy antiguas, al que se llega en tren en 10 minutos. Además tiene una granja con unas tiendas de adornos y muebles de esas de quedarse con las ganas. Oxford ya es mucho más grande, petao de estudiantes, bicis, turistas y unos peazo colegios impresionantes, también del año la polka. Hay también un mercado que tiene un puesto de cookies caseros muy bueno y un taller de tartas. Pa alucinar. Se llega en tren en una hora, con transbordo. Sorprendentemente no nos perdimos … ah, en uno de los trenes, en los asientos tenían GPS. Eso da tranquilidad para estar seguros de que no te has equivocado de platform o de tren.
Cuarto, el tiempo bueno hasta el penúltimo día justo cuando salíamos de Oxford. Es decir, perfecto.
Y ya está … esto es to … ah, no, la niña, joé. Pues bien, más que bien, y mucho mejor de lo esperado. Y eso que al principio tuvimos un pequeño susto. El caso es que con los nervios nos quedamos nosotros con la bolsa de Ángela con todo el material. Había que llevársela, pero la casa no estaba dentro del plano que llevábamos, aunque sabíamos la dirección y yo anteriormente con el Google había visto por donde se iba. Nos fuimos pallá … jodé, estaba en cuesta, pero que muy en cuesta, y cuando ya nos cansamos empezamos a preguntar (zona residencial, hora de cenar, casi nadie en la calle). La gente amabilísima, pero ni flowers de la calle, incluso sacaban sus móviles con GPS, pero nada. Al final conseguimos a alguien que si conocía la calle. Tuvimos que desandar lo andado, y volver a subir pero por otro lado de la montaña. Por fortuna la señora de la casa salió a buscarnos (porque todo esto hablando por teléfono con Ángela, que a su vez hablaba con la señora) y conseguimos llegar. Yo apenas me fijé en la casa, pero por lo que dicen enorme y con vistas magníficas. Nos ofreció un té, pero desechamos la invitación y nos volvimos, no sin antes echar un vistazo al menu de cenas que les tenía preparado a las niñas. Yo solo leí “brocoli” así que le dije a la señora que muy bien, que era magnífico. La vuelta ya mucho más sencilla, era solo cuestión de dejarse caer hasta encontrar un pub.
El resto de los días fueron mucho mejor. Ángela se comunicaba ya fuera con wasapp o directamente hablando con su madre con el móvil. Por la noche se ponía el despertador y, cuando sonaba, se medía y mandaba un wasapp a su madre para ver que hacía. Y dos veces cada noche. Si señora. Y económicamente no nos salió muy caro, entre lo hablado por teléfono y el Internet para el wasapp nos salió la historia por unas 40 pounds. Las comidas, de lo de los menus parece que no se volvió a saber, las niñas comían cuando querían y lo que querían; el brócoli, aunque apareció, se fue tal cual llegó … ahí yo si hubiera preferido algo más de logros, aunque no puedo dejar de contar con enorme emoción que un día cuando su madre le pidió (por wasapp, y es que Ángela le narraba todas las comidas con este sistema este) que probase al menos unas beans …. ¡¡¡Ángela probó una!!!! Ya con este logro yo daba por bien empleado todo el esfuerzo.
Los desayunos mucho mejor, ya sabéis, que si tostadas, que si zumo, que si cornflakes. Y las comidas, en el colegio, pues eso, un lunch, vamos, medio sandwitch y una bolsa de algo parecido a patatas. Montse iba pegada al móvil a las horas de la comida, poniendo en gran peligro su vida, pues ya os digo que allí no debe haber reglas y los coches parece que van por donde pueden. A Ángela tan solo volvimos a verla el día del cambio de cateter y el día anterior a la partida, que nos cruzamos con ella y sus amigas todas con los labios pintados de rosa chillon. Venían de una tienda que, según sus palabras, era genial, pues vendían todo por un pound.
La vuelta igual que la ida, no se rompió nada aunque en este caso si que huido alguna que otra gracia de los niños. Pero nada importante.
Ah, esperando el avión en Gatwick, Montse y yo estuvimos hablando con una irlandesa con sindrome down muy simpática que volvía a su país acompañada de su cuidadora después de ver el ¡Mama mia! Y supongo que alguna otra cosa. Cuando veía a uno de nuestros chicos hacer el tonto con un tanga por encima del pantalón decía que si estaba loco a la vez que imitaba a un rapero de esos que ponen las manos y los dedos de una forma muy rara. Nosotros le decíamos que teníamos que volar con ellos …
http://www.youtube.com/watch?v=tRECORvh7ik
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Comentarios
cuesta? pero si vivís en cáceres...si a vosotros os parece cuesta, ¿qué me puede parecer a mi?
¿qué música es esa que le has puesto al vidrio? ¿la compraste del dutyfree?
She is on my mind
DM1 desde 2004
ISCI Medtronic Minimed
http://tradicionyautoraragon.blogspot.c ... T%20MAGNUS
Y que antiguo eres, eso del dutyfree todavía se puede ver en los aeropuertos pero casi como recuerdo del pasado ... eso si, ahora como está todo en rebajas y la gente anda con pocas ganas han puesto ofertas en los aeropuertos para que lleves detalles para toda la familia, del tipo paga 2 y coge 3 (entre llaveros, imanes ...). Es decir, que te vas un finde a Londres, pasas de comprar nada para los amigos, y luego en 10 mimutos y sin pensar mucho lo resuelves en el aeropuerto ... ¿para cuando unos todo a 100?
Dm1 desde 2000.
Bomba de insulina desde 2005. Medtronic Veo
Ultima hemo 6,4
Besos!
Fiasp: 4- 4- 3 Toujeo: 20